Génesis 2:18 “Y dijo Jehová: no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”.Mujer Grande es esta palabra cuando la honramos con nuestras propias vidas; como Dios mismo nos dignificó al crearnos de una manera muy especial, formándonos como parte del hombre ya creado por Dios.
Dios creo a la mujer con excelencia, con igualdad, con dignidad y con proyección de éxito, la sacó del costado de el lado del corazón, de la costilla del hombre la sacó, no para ser cabeza y estar sobre su esposo, tampoco la sacó de sus pies para ser aplastada o humillada; la sacó de su costado para hacer de ella su complemento, para ser la ayuda idónea que todo hombre debería tener a su lado, formando de ellos el matrimonio como una institución Divina.
Cuando Dios creo a la mujer y la colocó al lado del hombre, El estaba planeando la providencia para todas las necesidades del hombre; las necesidades basicas que el hombre tiene son tres: Protección, Provisión y Placer, pero sobre todo Dios planeaba el nexo eterno entre Dios y el hombre a través de la extensión de la raza humana Génesis 1: 27-28 “Y creo Dios al hombre a su imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread, en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
Mujer recuerda que Dios te creó para que fueses la ayuda, el complemento vital y necesario para tu esposo; debes ser fiel, comunicativa, humilde, paciente, genuina, considerando tu conducta casta y respetuosa, que cuides bien tu hogar, que cuides su salud y su presencia, que enseñes a tus hijos amarlo, a obedecerlo, y respetarlo.
Muchas veces como mamá tenemos un gran defecto que con sabiduría de Dios podemos corregirlo y es esconderle a nuestro esposo los errores, defectos e indisciplina de nuestros hijos, por lo cual con el tiempo estos pequeños problemas se acrecientan y a veces traen ruptura en el matrimonio, debes ser muy comunicativa con tu esposo y nunca esconderle nada porque él perderá su confianza en ti, haz que tus hijos lo escuchen, lo respeten, y lo honren como padre y cabeza del hogar, nunca contradigas una orden o disciplina que les dé, aprende a dialogar en privado todos los problemas y no delante de ellos, lo único que lograrías en ellos sería indisciplina, desobediencia y rebeldía; Proverbios 13:24 “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”.
Otra causa común de la ruptura del matrimonio puede ser la falta de dialogo y planificación; aprende a escuchar a tu esposo y luego responder, aprende a aconsejarlo con la sabiduría de lo alto en la guía del Espíritu Santo, debes lograr una plena confianza de parte de él, que tome en cuenta tus palabras y tus consejos, que no seas tú la que siempre hables, dirijas, corrijas, sino que le des siempre el lugar que Dios le ha otorgado como cabeza y sacerdote de tu familia; Efesios 5:22-23 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y El su salvador”.
Mujer tú debes ser la ayuda y protección para proveer la plenitud de su desarrollo como hombre prolongando su vida en sus hijos, debes proteger a tu esposo en oración de las acechanzas del enemigo en contra del adulterio y de la fornicación; la acechanza del enemigo es continua sobre los hijos de Dios, el diablo siempre ataca a la cabeza, cuando logra su objetivo sabe que no solo destruye al hombre, sino tu matrimonio, tus hijos y toda tu familia logrando así una gran mortandad y destrucción ¡¡Ojo!! Cuidado con esto, sé sabia en todo tu proceder, nunca dejes brechas abiertas y le des lugar al enemigo el NO te pedirá permiso para entrar. Una manera de proteger a tu esposo es acompañarlo siempre si es posible a todo lugar, tú debes ser la única que suplas todas las necesidades de tu esposo, mira que también debes satisfacer sus necesidades sentimentales y sexuales que tu esposo se deleite y se goce en ti que no dejes vacíos que otras mujeres pueden llenar.
Que siempre seas tú quien lo acompañe en su soledad.
Que siempre seas tú quién lo consueles en su dolor.
Que siempre seas tú quien conozca su necesidad y la puedas suplir.
Que siempre seas tu un manantial de vida en su vida, llena del amor y sabiduría de Dios que el consejo sabio siempre este en tu boca.
Dios los unió; Mateo 19:5-6 “Y dijo por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." .
Dios hizo de dos cuerpos uno, así como unió al matrimonio en una sola carne para que por siempre estén unidos, para que nada ni nadie los separe, de la misma forma los unió en un mismo Espíritu para que no sean dos sino uno, como una hija sabia de Dios que no seas una cisterna vacía sin agua sino que fluyan en ti los ríos de su Espíritu Santo como manantial de aguas vivas que le saciarán y le satisfarán, 1 Corintios 7:3-4 “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y así mismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo sino la mujer.” Tu esposo será un hombre agradecido por lo que Dios le ha regalado, y ese regalo eres tú.
Amada sé sabia y edifica sobre Cristo la roca, tú vida, tu matrimonio, tus hijos y tu familia; recuerda que eres la ayuda idónea, el complemento ideal para la vida de tu esposo ayúdalo a realizarse y proyectarse como hombre, como esposo, como padre y como siervo de Dios; empújalo a tomar desafíos y ayúdalo a obtener grandes éxitos que solo no los podría lograr, unidos serán fuertes y de gran bendición; Proverbios 5:18-19 “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo y en su amor recréate siempre.”.
Amada mujer, que el amor y la gracia de Dios sea llenando tu vida y que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti.
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